¿Cómo entra el plástico a nuestro cuerpo?

Nuestro cuerpo no es impermeable. Respiramos, comemos, tocamos… y los microplásticos lo aprovechan.

Aire bajo sospecha

No hace falta vivir junto a una fábrica ni en una ciudad tapada de smog para inhalar plástico. Basta con unos pulmones sanos y una bocanada de aire común y corriente. Porque el plástico —ese mismo que usamos, tiramos y creemos que se pierde— anda flotando por ahí. Y por acá.

Circula en las calles, se instala en oficinas y se esparcen en casa. Entra por la ventana, se desprende de la ropa, se levanta del suelo, se escapa de los objetos cotidianos. Algunas partículas apenas levantan vuelo. Las más pequeñas, en cambio, viajan miles de kilómetros con el viento.

Nuestra ropa, por ejemplo, libera fibras diminutas cada vez que las llevamos puestas o lavamos. Los neumáticos dejan una estela invisible al rodar sobre el asfalto. El polvo doméstico también contiene residuos plásticos provenientes de los muebles, alfombras, pinturas, aparatos electrónicos… Todos contribuyen con lo suyo.

La cantidad de microplásticos en el aire varía mucho según el lugar. Aun así, los niveles más altos suelen encontrarse en espacios cerrados. No por casualidad. Esto ocurre porque pasamos muchas horas del día entre paredes, con poca ventilación y muchos materiales que liberan estos fragmentos.

Es indudable que el aire esconde más de lo que parece. Transporta partículas de formas y tamaños distintos. Las más grandes quedan atrapadas en la nariz o la garganta. Las intermedias alcanzan nuestros pulmones. Y las más diminutas —los nanoplásticos—, podrían atravesar células y recorrer distintas partes del cuerpo. La verdad es que no lo sabemos.

Aunque la ciencia avanza, todavía no contamos con un método estandarizado para medir cuántos microplásticos hay en el aire. Cada estudio utiliza una receta distinta: filtros, tiempos, tamaños… Por lo que comparar resultados en estas condiciones es similar a armar un rompecabezas con piezas que no encajan.

Tampoco hay respuestas claras sobre lo que pasa adentro: ¿cuántas partículas se eliminan?¿cuántas se quedan? ¿cuáles hacen daño? Hay indicios, hay hipótesis, hay señales de alerta… pero aún no hay un veredicto.

Un límite que resiste

La piel es un escudo confiable. Día tras día, bloquea virus, alérgenos, sustancias tóxicas… y partículas plásticas. Mientras esté sana, la barrera se mantiene firme. Estudios con cremas y cosméticos demuestran que la absorción de microplásticos mayores a un micrómetro es mínima.

Sin embargo, la superficie cutánea no es completamente uniforme. Existen zonas más vulnerables, como los folículos pilosos. Esos túneles por donde crece el pelo interrumpen la defensa y podrían dejar pasar fragmentos diminutos.

¿Eso significa que los nanoplásticos logran entrar? No necesariamente. Ni peinando fuerte, ni masajeando, ni aplicando presión se consiguió que atravesaran la barrera. Solo en condiciones muy puntuales —piel dañada, uso de ultrasonido o sustancias que alteran su permeabilidad— una pequeña porción logró filtrarse parcialmente.

Un plato con sorpresas

Estás preparando un risotto de verduras

Zanahoria, morrón, zucchini… recién traídos de la feria del barrio. Los cortás sobre esa tabla de plástico que tenés desde hace años, la misma que tu mamá te ruega que tires. La cuchilla va y viene, y con cada corte, sin que lo notes, se desprenden unos pedacitos que no estaban en la receta.

Después pasas al wok. Uno bueno, antiadherente, por supuesto. Cocinás lento, saltéas, revolvés. El calor sube, y desde el fondo del recipiente, diminutas partículas se incorporan al plato. Silenciosas.

Abrís el paquete de arroz. Agregas condimentos, un cubito de caldo y agua embotellada. Nada raro. Nada extraordinario.

El resultado parece saludable. Casero. Bien hecho.

No obstante, trae un ingrediente extra.

Y no, no es el parmesano.

Son pequeños invasores.

📌 Algunos estudios estiman que podríamos estar ingiriendo hasta 5 gramos de microplásticos por semana —lo mismo que pesa una tarjeta de crédito—. La cifra varía según la dieta, el entorno… y los utensilios.